Hipertensión arterial sistémica
La presión arterial elevada constituye el factor de riesgo modificable más común para el desarrollo de otras enfermedades: enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal y enfermedad de la retina.
Se denomina hipertensión arterial al registro de cifras de presión arterial sistólica igual o mayor a 130 mmHg y presión arterial diastólica igual o mayor de 80 mmHg, correctamente tomadas. La mayoría de las veces es una enfermedad que no genera síntomas por mucho tiempo, mientras daña a órganos vitales y es por ello que se ha denominado el “asesino silencioso”. La manera de diagnosticar hipertensión arterial es mediante el promedio de múltiples tomas de presión arterial y los métodos recomendados son:
- Registro en el consultorio médico.
- Mediciones tomadas por el paciente con equipos de brazalete aprobados.
- Monitoreo ambulatorio de la PA de 24 horas.
Si usted tiene dudas sobre el diagnóstico y desea recibir recomendaciones y tratamiento, debe acudir con un profesional de la salud para recibir asesoría.
Infarto agudo al miocardio
El infarto agudo al miocardio se produce cuando existe una interrupción del flujo sanguíneo al corazón. La mayoría de las veces sucede por la obstrucción de las arterias del corazón o coronarias, por acúmulo de colesterol y otros componentes en forma de placas. Cuando se fractura un placa se forma un coágulo en la luz del vaso que bloquea la irrigación sanguínea al músculo cardiaco, el cual empieza a morir por falta de oxígeno.
La atención oportuna durante las primeras 12 horas tras el inicio de los síntomas cambia el pronóstico de los pacientes que lo sufren. Es por ello de suma importancia que los pacientes identifiquen los signos de un infarto:
- Dolor o disconfort en el pecho.
- Dolor en el brazo izquierdo, la mandíbula, la espalda, cuello o abdomen.
- Falta de aire.
- Sudoración fría.
- Sensación de desmayo.
- Náusea o vómito.
Si usted desea conocer cuál es su riesgo para desarrollar un infarto y preguntar cómo reducirlo, busque a un especialista cardiólogo.
Arritmias cardíacas
Las arritmias cardíacas son impulsos eléctricos del corazón extras, irregulares o que se originan de un sitio distinto al tejido de conducción normal en el corazón. El ritmo normal del corazón lleva una secuencia que permite que sus cavidades se contraigan de manera efectiva. Cuando existen latidos descontrolados, esta cadencia se pierde y las cámaras cardíacas pueden tener problemas para la expulsión de sangre. Existen muchas arritmias y los principales síntomas para identificarlas son: sensación de palpitaciones, mareo, sensación de desmayo, falta de aire y fatiga. Existen muchos métodos para hacer el diagnóstico de éstas, consulte a su cardiólogo.
Síncope
Se denomina síncope o desmayo a la pérdida súbita de la conciencia y del tono postural, generalmente es momentánea y con recuperación espontánea. Existen muchas causas y generalmente los sistemas nervioso y circulatorio se encuentran involucrados. Cuando se presenta por primera vez es necesario que el paciente se pregunte sobre las condiciones en las que sucedió, se realice una exploración física y la toma de un electrocardiograma. Existen causas de origen cardíaco que deben ser identificadas, así como neurológicas.
Quimioterapia y Corazón
El tratamiento del cáncer llamado quimioterapia y radioterapia pueden causar daño al músculo del corazón y a otras estructuras como las válvulas cardiacas y el pericardio.
Existen fármacos para el tratamiento de cáncer de mama, linfomas, leucemia, mielomas y sarcomas que al exceder cierta dosis pueden producir efectos tóxicos al corazón. Por lo que el equipo médico encargado de la atención del paciente con cáncer deberá vigilar la función del corazón con estudios como: ecocardiograma, resonancia magnética cardiaca o ventriculografía.
El estudio más disponible y barato es el ecocardiograma con tecnología de última generación para la evaluación de la fibra cardiaca. Los exámenes deben realizarse antes de la administración de quimioterapia o radioterapia, durante el tratamiento y al finalizar este. La detección oportuna en el deterioro de la función cardiaca permite la administración de medicamentos que eviten la progresión de la falla cardiaca.